lunes, 3 de febrero de 2014

Día Zero

No te extraño. Por supuesto que no. No te necesito, tampoco.

Ni tengo que marcarte como a una mascota, porque la única salida que tengo es confiar en ti. No necesito que duermas conmigo, que bailes estúpidamente ni que hagas sonar campanas de viento, ni siquiera tus caras de susto que pones.

No necesito tus bromas crueles, ni tus besos suaves como una mariposa, ni tampoco tus orgasmos. No necesito tus pies liliputienses, ni tus ojos de gato, ni tus labios de corazón, ni tu barba rasposa, ni tus abrazos o tu cabeza sobre mi hombro.

Tampoco necesito escribirte, porque definitivamente no podría volverme loca por tener mi corazón extirpado y lejos.

Pero por si las dudas, te amo lo suficiente como para aceptar que dos semanas no son tanto.
No son o suficiente como para extrañarte en mis sueños, en mis mejillas, labios u ojos. 
No te extraño, no podría. No te necesito ni mucho menos. Te amo lo suficiente como para no sentirme sola, porque tú estás con tu imposible y tierna presencia siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario